lunes, 25 de diciembre de 2017

NUEVAS.


Como dice la frase popular, el silencio es oro. El valor fundamental que tiene el silencio, más allá de la paz y la tranquilidad, es que esa misma paz, amplitud y estabilidad que genera son las condiciones necesarias para alcanzar la sabiduría. 

El maestro de meditación budista Alan Wallace sugiere que de la misma manera que la ciencia se ha desarrollado gracias a la invención del telescopio y del microscopio -y sin estos difícilmente podríamos tener una astronomía o una microbiología como las que tenemos- el conocimiento de la conciencia se sirve de y necesita su propio "telescopio". Ese telescopio es fundamentalmente la atención, la facultad de dirigir la mente de manera estable y profundizar en algo de manera sostenida. 
De la misma manera que para usar un telescopio necesitamos que éste se encuentre estable, la mente necesita una estabilidad: es el silencio lo que nos permite ver con detalle y profundidad.

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