sábado, 16 de diciembre de 2017

CRÓNICAS PREMODERNAS.


El soldado medio dormido montaba guardia junto a la tumba. ¿Por qué?, por una tontería: aquél judío había prometido resucitar al tercer día. Por eso.
 De pronto, la piedra del sepulcro se movió dejando pasar una luz blanca y sorprendente. Acto seguido salió el judío, desnudo y luminoso. El soldado alucinaba.
 -Pe..pe.., pero... la cruz... tu...tu... muerte...
 -Todo fué una broma, muchacho. Yo soy Dios.
 -¿Dios?, ¿dios...?, pero, ¿cuál de ellos?.
 -Todos.
 -¡Todos...!. Madre mia.., dijo el soldado.
 Y desapareció.

Apareció veinte siglos más tarde en un campo de fútbol.
 -¡Orsay!, ¡Orsay!, gritaba desaforadamente.

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