lunes, 24 de julio de 2017

INFORMATIVOS.


Se puede destacar que, en un cierto sentido, la máquina es lo contrario del útil o herramienta, y no un útil «perfeccionado» como muchos se lo imaginan, ya que el útil es en cierto modo un «prolongamiento» del hombre mismo, mientras que la máquina reduce a éste a no ser más que su servidor; y, si se ha podido 
decir que «el útil engendra el oficio», no es menos verdad que la máquina le mata; las reacciones instintivas de los artesanos contra las primeras máquinas se explicarán así por sí solas.

Sería inútil insistir más en ello, ya que sería menester estar ciego para no darse cuenta del abismo que separa a la civilización moderna de las tradicionales, y todo el mundo estará de acuerdo sin duda en reconocer cuan grande es la diferencia; lo que la inmensa mayoría de los hombres actuales celebra como un «progreso», eso es precisamente lo que nos parece, muy al contrario, como una profunda decadencia, ya que no son más que los efectos del movimiento de caída, sin cesar acelerado, que arrastra a la humanidad moderna hacia los «bajos fondos» donde reina la cantidad pura.

René Guenon. El reino de la cantidad y los signos de los tiempos.

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