viernes, 30 de diciembre de 2016


GANADERÍA.



 La sobreabundancia de bienes conduce a la escasez de tiempo. El tiempo se rarifica porque es necesario para consumir y para satisfacer necesidades.
Mientras más alto ha trepado el consumidor en la pirámide de la producción, menos tiempo tiene para abandonarse a las actividades que no pueden ser contabilizadas.


Asumir el discurso del Poder, es una de las peores y más humillantes formas de dominación para quien lo practica. Porque de esa manera, el dominado habla de sí mismo como el Poder desea, sin siquiera una mísera contrapartida.

Ivan Illich. 



El trabajo asalariado ha llegado a ser la causa principal de sufrimiento psíquico y desesperación, de enfermedad somática y anímica para millones de personas, y probablemente la primera causa de suicidio.

Félix Rodrigo Mora.



lunes, 26 de diciembre de 2016

SEMIPLAGIO.


Nuestras vidas son los ríos
que van a dar al amar,
o sea, al morir.
Unos van con señorío,
otros solamente van. 
Por resumir:
Allí van los con caudales,
los pobres y los mendigos.

Y ahí  llegados, ¿son iguales
los que viven de milagro
que los ricos?.

jueves, 22 de diciembre de 2016


SÍNTOMAS DEL KALIYUGA.


Se da la curiosa circunstancia de que la desconfianza parece ser conveniente, normal, necesaria, obligatoria.

domingo, 18 de diciembre de 2016


INFORMATIVOS.


En el trabajo relacionado con la vida espiritual, a veces se producen dificultades derivadas de las dudas que surgen en la propia mente, las cuales crean desconfianza e indecisión e inhiben nuestro progreso. Estas dudas se refieren básicamente al problema del mal. 
Sucede que las personas se enfrentan frecuentemente al mal y al dolor en sus varias formas y grados, dentro y fuera de sí mismas, y esto engendra dudas y actitudes contradictorias.

Hemos hablado de que el acercarnos a Dios debería ser el alfa y omega de nuestra vida, ya que todo cuando existe es expresión de la inteligencia, la voluntad y el amor de Dios. Y realmente, algo nos dice que es cierto que Dios es la base, el fundamento de todo, y que de algún modo todo ha de participar de esta naturaleza de lo divino. 
Pero por otra parte, nuestra experiencia cotidiana nos hace vivir con recelo, con desconfianza, replegados en nosotros mismos, siempre en una actitud de protección, de defensa, de temor. Esto no debería ser así, ya que si toda la existencia, toda la manifestación (o creación) es esta expresión divina en múltiples grados y modos, si todo es expresión de la naturaleza de Dios, todo debe participar de esta naturaleza divina en un grado u otro. Así, pues, ¿por qué existe el mal? ¿Qué es el mal?

Dios de ninguna manera ha creado el mal. Dios de ninguna manera permite el mal. El mal no tiene nada que ver con Dios. El mal, en todas sus formas y manifestaciones, no tiene existencia real, su existencia es aparente. No es una cosa como una silla (por ejemplo), que sí es una cosa, o como el pensar, que sí es una cosa; o como una montaña, que sí es una cosa. El mal no es una cosa, ni física ni sutil. El mal es sólo una apariencia, es un contraste entre dos cosas que son positivas. 
Aparece cuando vivimos simultáneamente varias modalidades o niveles de la expresión de Dios, y encontramos a faltar en el nivel inferior lo que vivimos o aspiramos a vivir en el nivel superior. 
Es esa diferencia de niveles lo que crea el contraste, lo que crea esta sensación de ausencia, de defecto, y a este defecto le llamamos mal; aparece como mal.

En el nivel material, las leyes físicas (de la materia) son completas, son perfectas en sí mismas. 
A un eslabón superior, en el nivel biológico y vital, lo que existe es perfecto, pues una mirada penetrante y objetiva nos hace ver la ingeniería maravillosa de todo lo viviente. Es perfecto lo que hace mover a este nivel vital; esos impulsos, esas necesidades básicas que mueven a los seres vivientes a satisfacer su apetito, a crecer, a consolidarse, a multiplicarse, incluida su capacidad de defensa y de ataque, lo cual es la base de su supervivencia y de su fortalecimiento, como individuos y como raza. 
Pero a un nivel superior, humano, en donde cabalgan juntos las leyes físicas, las leyes afectivas, mentales y espirituales, entonces -aunque cada nivel tenga en sí su perfección, aunque cada nivel sea totalmente positivo en sí mismo-, en la conciencia, en la mente que vive conjuntamente estos niveles, es donde se vive una complejidad, una variedad en la que se crea esta apariencia.
No se puede pedir a un nivel lo que es propio de otro.

Generalmente, la mente no está bien estructurada de manera que cada cosa se viva en su propio nivel. Estos contrastes, estas diferencias surgen cuando la persona trata de vivir su afirmación mental a través de lo vital, o su satisfacción emocional a través de lo sexual; o cuando trata de que lo espiritual se ponga a las órdenes de su yo personal; cuando manejamos los niveles subordinando unos a otros en lugar de vivir cada uno en su propio nivel. 
Si yo pido, en lo vital, la perfección que intuyo y deseo en lo espiritual, me encontraré con que lo vital no responde a este nivel de perfección que intuyo en lo superior. 
Lo espiritual es esencialmente una Unidad, una Belleza, una perennidad, un Bien, un Éxtasis. Esa realidad, en lo vital, se manifiesta convertida en la fuerza de la unidad biológica de cada individuo, es esa Inteligencia Universal pero vivida al servicio de la subsistencia y desarrollo de la unidad biológica aislada; y el sentido de unidad -en esas pequeñas unidades que son los seres vivientes- sólo se vive subordinado a unas unidades mayores que llamamos razas o familias biológicas.

Así, esta noción de Unidad total, sea noción de Bien, de permanencia, no puede expresarse a este nivel vital porque su modo natural de manifestación es a través de la oposición, de la lucha, del cambio o de la violencia. Y eso, que es correcto en el nivel biológico, aparece como sumamente imperfecto en el nivel espiritual. Y si pretendemos que lo espiritual se manifieste en lo biológico -en tanto que espiritual-, nos equivocamos, es una imposibilidad, ya que sería una negación de lo biológico en sí mismo.

Entonces nos lamentamos de la crueldad que hay en la ley biológica, en que cada uno vive en cierto grado a expensas de los demás; en que cada uno trata de defenderse y atacar para sobrevivir individualmente. Por ello, estas leyes pueden parecernos crueles. Pero sólo son crueles porque pretendemos que en el nivel biológico se manifieste una cosa de un nivel distinto, superior.

En nuestra vida humana, regida por la mente y la afectividad al servicio de la personalidad individual, el bien de esta personalidad es asimismo su subsistencia, su afirmación y desarrollo como personalidad individual. También aquí yo he de defenderme de los demás y he de fortalecerme como unidad, he de luchar para mantener mi sitio, para mantener mi equilibrio en relación con las circunstancias y con las demás personas, he de diferenciar constantemente lo que es favorable para esta subsistencia individual -sea a nivel físico, afectivo o mental- de lo que es perjudicial. 
La mente, en este sentido, es un instrumento maravilloso para organizar esta vida individual.

Pero en mi aspiración hacia una felicidad que no esté oscurecida por nada, hacia una noción de Belleza luminosa, hacia una noción de perennidad, etc., cuando esto lo busco pretendiendo vivirlo a través de lo personal, a través de mi unidad como persona concreta, entonces es cuando surge el que yo soy débil, soy frágil, soy ignorante, el que mi organismo está sujeto a un decaimiento, a unas enfermedades, a la muerte, el que mi mente es susceptible de muchos errores, el que estoy sometido a muchas limitaciones, el que la afectividad, que vive unas cosas buenas, inevitablemente vive también otras desagradables; entonces eso que es completo en el propio nivel del individuo aislado, pasa a ser incompleto, insatisfactorio, frustrante, cuando la persona lo vive buscando lo Superior a través de lo inferior.

Es siempre a través de este contraste, de esta comparación, de pretender que lo inferior nos dé el resultado de lo superior, es en razón de esta tergiversación de planos cuando encontramos constantemente contradicciones, cuando nos encontramos incompletos, imperfectos, cuando surge el error, el sufrimiento, el mal.

Soluciones mediante el trabajo

Podemos hacer dos cosas para resolver este problema del mal.

1. Puedo educar mi mente para que aprenda a vivir cada nivel por sí mismo, sin otras atribuciones. 
Entonces, yo aplicaré a mi cuerpo las leyes propias de lo biológico; a mi vida personal, las leyes propias del equilibrio y de la convivencia humana (en su relatividad); y aplicaré a mi vida espiritual las leyes propias de lo espiritual. Pero sin pretender subordinar lo superior a lo inferior, sin querer convertir, por ejemplo, mi vida espiritual en un medio para satisfacer mi egocentrismo, o para compensar mi ansiedad o mi inseguridad. O sea, tendiendo a descubrir la verdad de cada nivel en cada momento, con una disciplina de la actitud ante cada cosa y situación.

2. También puedo descubrir que, en el fondo, todo lo que yo busco a través de los distintos niveles, es, en un grado u otro, una expresión de lo que está en Dios, una expresión de la Fuente. 
En la vida espiritual se pretende que la persona se abra directamente a Dios, reconociendo a este Dios no solamente como la razón de ser de todo cuanto existe, sino también como finalidad de todo lo que existe; no sólo como la razón de ser de mi vida, sino como objetivo de mi vida. Y todo lo que yo estoy buscando a través de mi nivel emocional, biológico, mental, social, familiar, profesional, recreativo, etc., no es más que unas particularidades, unos aspectos de lo que Dios es en grado absoluto. 
Por lo tanto, todo lo que yo pretendo encontrar, o pueda recibir de las personas y de las circunstancias, yo puedo y debo llegar a descubrirlo y a vivirlo plenamente en Dios de un modo directo.

Yo no puedo pretender llegar a una vida espiritual plena si mi mente, mi corazón y mi voluntad están divididos. Aquello que dice «que no se puede servir a dos señores a la vez» es muy cierto. Yo he de llegar a unificar mi visión de todo; por lo tanto, mi actitud ante todo. 
Dios no es un apartado más en mi vida, aunque pueda serlo al principio. Cuando yo me voy abriendo más a la realidad de Dios, veo que Dios no es un apartado entre otros, sino que es la Fuente absoluta, única, que no tiene ninguna posible comparación con otros aspectos de mi vida. Y todas las cosas que yo vivo por imperativos de mi propia dinámica personal, las vivo aprendiendo a descubrir en ello una manifestación de Dios, un aspecto de Dios. Cuanto más yo aprendo a abrirme a Dios, más Dios, lo Superior, lo Espiritual, llena mi conciencia; no en sentido figurado sino literal: llena mi conciencia. Hay una sustancia que penetra en mí, hay una fuerza que penetra en mí, hay una Gracia que penetra en mí, lo cual es una experiencia concreta que transforma toda mi capacidad de vivir.

Dios es el Centro de todo.

Dios ya es la Fuente de todo lo que vivo. Pero cuando en mi conciencia conozco a Dios como Fuente de todo y me abro a este Dios, en este acto de entrega, de receptividad, de silencio, la Gracia y la Fuerza iluminan mi conciencia, y es esta iluminación experimental la que transforma toda mi vida; y no sólo subjetivamente, en lo que siento, sino que la transforma también objetivamente, en mi modo de ver y de vivir el mundo y en el modo como el mundo, las personas y las circunstancias se comportan en relación conmigo.

Nuestra salud no es más que Dios expresándose plenamente a través de nuestro nivel vital. Nuestra riqueza, nuestra abundancia en las cosas, no es más que Dios expresándose plenamente a través de nuestra realidad material. Nuestra felicidad no es más que Dios expresándose a través de nuestro nivel afectivo. Nuestra seguridad, poder y realidad no son más que Dios expresándose como nuestro propio ser. 
Nuestra vida exterior y todos los hechos de nuestras circunstancias -cómo se conducen los demás, las cosas que me ocurren, etc.-, no son más que la expresión directa de Dios a través de mi conciencia externa.

Cuando yo lucho por la salud (en caso de enfermedad), puedo hacerlo combatiendo la enfermedad o puedo hacerlo abriéndome a la salud. Cuanto más yo me abro a Dios, más me abro a la salud, a la única Fuente real de salud. Yo puedo luchar contra mis circunstancias adversas tratando de ahuyentar las amenazas, los peligros, pero también puedo luchar a favor de la Plenitud abriéndome a Dios, que es la única Fuente de Plenitud, en todos los niveles. Puedo buscar seguridades, certezas, a través del estudio, razonando, o mediante consultas; o puedo abrirme a Dios, y entonces se hará una Luz en mi mente que me aclarará todas las cosas esenciales de un modo inapelable, clarísimo, evidente.

Tenemos la idea de que el mal existe y de que nosotros hemos de defendernos del mal; y esa idea, que es sólo una idea errónea, afecta profundamente a nuestra vida. Entonces luchamos contra nuestros miedos, contra nuestros enemigos, contra todo lo que parece adverso (externo o interno); pero no deberíamos perder ni un instante en esta clase de luchas, pues se trata de una pérdida de tiempo y de energías.

Todo lo negativo desaparece a la luz de lo positivo. Toda nuestra conciencia de limitación desaparece ante la conciencia de Plenitud y de Presencia divinas, en todos nuestros niveles, incluso en los más materiales, más externos, más físicos, más biológicos; no hay una separación en cuanto a la acción de Dios entre lo que llamamos espiritual y lo material, la única separación la pone nuestra mente. Nuestra mente es la única obstrucción y por eso es tan necesario que la mente se abra incondicionalmente a la Presencia activa de Dios en nosotros en todos los niveles. Dios es el centro de todo acto de nuestra existencia. Dios es el centro de cada instante de nuestra vida.

Esta apertura a Dios debe ser una apertura real, no sólo una idea en nuestra mente, no sólo un deseo en nuestro corazón, sino una experiencia tan real como el acto de respirar o el acto de andar. El contacto de nuestra mente consciente con el Dios viviente ha de ser aún más real que todo lo que vivo ahora como realidad.

El giro radical en nuestra mente.

Nuestra mente se ha desarrollado actuando siempre en relación a las cosas; se ha ido desarrollando manejando fenómenos, percepciones, relacionando significados; toda mi personalidad es una interacción con el mundo, con las personas. Y mientras mi mente, mi deseo y mi voluntad trabajen en esa dirección en que yo he ido viviendo, no podré llegar a esa experiencia de Dios, sólo podré vivir mis experiencias del mundo, de mí mismo en relación con el mundo, aumentando la gama de esas experiencias, pero no llegará ese momento revolucionario de la Presencia real de Dios, vivida experimentalmente.

Todo acto de mi mente y de mi voluntad va siempre hacia algo, porque así se han desarrollado y así se manifiestan. Ese algo nunca es Dios. Ese algo es algo dentro de nuestra experiencia fenoménica, horizontal, en relación con el mundo. Mas, para que se pueda producir en mí este descubrimiento de Dios presente, es preciso que mi mente deje de actuar, de proyectarse hacia ningún lado, porque hacia cualquier lado que se dirija siempre será hacia algo, algo fenoménico, y Dios no es algo, Dios es el Centro.

He de lograr que mi deseo no esté movilizado hacia algo, que mi imaginación deje de buscar algo, que mi voluntad deje de querer algo. 
Cuando se produce en mí esta inmovilización por falta de objetivo, cuando me quedo inmóvil en esta quietud de no hacer, de no buscar, de no pensar, cuando me quedo sin hacer nada, en esta quietud de ser en silencio se produce esta Presencia de Dios. 
Mientras yo estoy buscando o estoy proyectando me estoy alejando; es cuando me doy cuenta de que Dios está en la otra dirección, en la dirección del no-pensar, del no-desear, del no-querer, y soy capaz de permanecer en el vacío del silencio, cuando entonces aparecerá una conciencia enteramente nueva.

Esos instantes de silencio en que descubrimos una dimensión central profunda, amplia, intensa, totalmente nueva, transforman totalmente nuestra existencia; estos momentos «limpian» todas las tendenciosidades que había dentro. Utilizando un lenguaje oriental, podríamos decir: «en aquel momento se limpia el Karma»; en un lenguaje cristiano, diríamos: «en aquel momento se produce el perdón de los pecados»; utilizando un lenguaje psicológico, diríamos: «en aquel momento desaparece todo lo negativo». 
En aquel momento, allí donde había oscuridad hay luz, donde había debilidad hay fuerza, donde había miedo hay amor. Y eso no sólo es un estado interno, sino que se transforma objetivamente nuestra vida, se reordena nuestro organismo, y todas las enfermedades debidas a mal funcionamiento o a una distorsión interior, desaparecen; todos los estados de angustia, negativos, obsesivos, desaparecen. Y también las personas de nuestro entorno cambian en su actitud hacia nosotros, y cambian las circunstancias. Pero no sólo cambian porque yo sea más amable o adaptable, no; cambian con independencia de mi modo de hacer; cambian porque las cosas que nos rodean no son (en el fondo) nada más que la expresión exterior de nuestra conciencia interior.

Lo interno atrae las condiciones externas

Nadie puede vivir algo distinto de lo que es. Cuando yo en mi conciencia soy problema, soy conflicto, soy negación, yo estaré creando este problema, esta negación, dentro y fuera de mí. Esto tiene un alcance insospechado pues atraerá hacia mí, del exterior, situaciones conflictivas; y soy yo mismo quien las atrae, sin darme cuenta. En cambio, cuando al abrirme a la Presencia Divina se produce en mí la Plenitud, la Luz, entonces esto tiende inevitablemente a traducirse en una irradiación positiva, en unas circunstancias positivas, en unas relaciones personales positivas.

Entonces vemos que la perspectiva que teníamos del mundo y del mal, de los defectos de las personas y de la injusticia de la vida, que todo eso desaparece como desaparece una pesadilla al despertarnos por la mañana; vemos que nunca ha existido realmente ese mal, que sólo ha existido una percepción errónea, que todo lo que existe, en sí, está bien; está bien en su nivel de manifestación. 
Era en mi mente donde se fraguaba el conflicto entre mi deseo y la realidad que enfrentaba; el deseo que aspiraba a unas cosas y la realidad que yo vivía en otro plano y que negaba este deseo. Todo lo veía oscuro porque miraba las cosas desde una perspectiva oscura; en cuanto mi mente se aclara, en cuanto mi mente puede funcionar centrada, es como si automáticamente percibiera cada cosa, cada persona, desde su centro. Y cada persona, vivida desde su centro, es perfecta. 
Como un niño, que es perfecto sea cual sea su edad y su desarrollo en habilidad, en inteligencia, en crecimiento; desde su centro, el niño va creciendo de un orden de perfección a otro orden de perfección, pero no de una imperfección a una perfección.

Naturalmente, existe un proceso de cambio, de evolución; pero este proceso no tiene nada que ver con lo que llamamos mal, sino en pasar de un bien a otro orden de bien, a otro orden más pleno de realidad, de bondad, de belleza, de poder. 
Entonces nos situamos en una perspectiva correcta y descubrimos que el único mal, la única injusticia y el único sufrimiento estaban en nuestra mirada, en nuestro modo de vivir. Al rectificar nuestra visión, al aclarar nuestra conciencia en esta Presencia viviente de Dios, todas las tinieblas desaparecen, del interior y del exterior.

En la vida persistirán los dramas, pero uno se dará cuenta de que lo que muchas personas viven dramáticamente no tiene un carácter real, como cuando uno se da cuenta de que el susto que se sufre en una pesadilla no tiene un carácter real en relación con la experiencia de la vigilia, o que el disgusto de un niño pequeño cuando se le contradice una ilusión no tiene una existencia dramática real, sólo es consecuencia de un modo pequeño de ver, es una nube dentro de la conciencia, no fuera.

Manejo eficiente de los problemas

¿Perderá con eso la persona su perspicacia, su sentido crítico, su capacidad de desenvolverse ante situaciones difíciles, hostiles, o ante personas de las que se dice que van con «mala fe»? No. Yo diría que esta persona es, precisamente, la que está más capacitada para desenvolverse en todo tipo de ambientes porque no disminuye su visión de las cosas sino que aumenta; y comprende que, aunque lo espiritual se manifiesta en todos los grados, estos distintos grados incluyen lo que en nuestra conciencia habitual se entiende como el egoísmo más desenfrenado, el apasionamiento más ciego o la agresividad más salvaje. 
Uno se da cuenta de eso más y mejor que antes, pero no lo ve como un defecto sino como una cualidad en aquel nivel, lo ve en su vertiente positiva; y puede manejarlo positivamente, no defendiéndose de ello o contraponiéndose a ello, sino manejándolo desde lo positivo superior en una relación de positivos, no como una contraposición de signos. 
No se trata de ir contra nada o de defenderse de algo, se trata de manejar lo inferior (tal como es) desde lo superior.

Ante un niño muy díscolo, muy desobediente, yo puedo hacer dos cosas: 
1) Puedo compararlo con lo que sería un comportamiento correcto, criticarlo e imponer mi voluntad en contra de la suya; es el uso de la autoridad o incluso la violencia. 
2) También puedo no enfadarme con el niño y comprender que el niño está viviendo una fuerza en sus niveles vital y emocional (infantiles); y esta fuerza (que es la misma que yo puedo vivir desde mi nivel positivo espiritual) verla en lo que tiene de positivo, y al mismo tiempo vivir las fuerzas positivas superiores; entonces podré entender al niño sin negarle a él y procurando que de esta expresión negativa pase a otra positiva, por afirmación.

Creo que todos hemos tenido la experiencia de haber enfrentado una situación así -con un niño pequeño rebelde-, en momentos en que estamos irritados o en momentos en que estamos muy bien. Y hemos visto que hay una diferencia radical tanto en nuestra forma de vivir la situación como en la eficacia en manejarla. Cuanto más yo he estado en una actitud profundamente positiva, mejor he podido manejar la situación, con menos esfuerzo y de un modo más constructivo para el niño, pero si mi actitud era negativa, el manejo de la situación ha sido de modo violento, explosivo, crítico, y ha resultado perjudicial, para mí y para el niño. 
Cuando yo reacciono negativamente ante lo negativo, estoy aumentando la negatividad, mía y del otro. Pero si yo puedo situarme en esta óptica positiva viendo las cosas en su positividad básica, entonces paso de un positivo menor a un positivo mayor (en cuanto a escala) tanto mío como del otro.

La práctica de vivir la Presencia de Dios conduce paso a paso, sin esfuerzo, a esta percepción y contacto con lo positivo a través de todos los niveles.

Antonio Blay. Personalidad y niveles superiores de conciencia.



viernes, 16 de diciembre de 2016


AVISO PERTINENTE.


Querer liberarse desde el ego es como intentar sacar un clavo mientras lo estás clavando. 



El yo es nadie disfrazao de alguien.

El Yo es Nadie disfrazao de Alguien.

NOTA INFORMATIVA.


Dónde está nuestra mente? Según el maestro Tsoknyi Rinpoche:

No hay un lugar del cual la esencia de la mente provenga o surja, ni hay un lugar a donde vaya o en el que desaparezca, y no hay un lugar donde ahora mismo se encuentre. Sin embargo, está presente en todas partes, de una manera que todo lo penetra. Así su esencia es la vacuidad.




El pensamiento es un mecanismo de auto-perpetuación. Controla, moldea y conforma nuestras ideas y acciones. 
Idea y acción son una misma cosa. Todas nuestras acciones nacen de nuestras ideas. Nuestras ideas son pensamientos que nos han sido transmitidos de generación en generación. El pensamiento no es el instrumento que pueda ayudarnos a vivir en armonía con la vida que nos rodea. Por esto se crean todos estos problemas ecológicos, problemas de polución y el problema de la posibilidad de aniquilarnos a nosotros mismos con las armas tan destructivas que hemos inventado.

El uso del pensamiento es destructivo. El pensamiento es un mecanismo de autoprotección. Así que cualquier cosa que nazca del pensamiento es destructiva, sea un pensamiento religioso, un pensamiento científico, o un pensamiento político. Todos son destructivos.

No estamos preparados para aceptar que nuestro enemigo es el pensamiento. No sabemos cómo funcionar en este mundo sin usar el pensamiento. Puedes inventarte todo tipo de cosas e intentar liberarte de este absoluto dominio del pensamiento, pero no hay modo de que podamos aceptar el hecho de que no es el instrumento para ayudarnos a funcionar sana e inteligentemente en este mundo.

U.G. Krishnamurti. 





La mente crea el abismo. El corazón lo cruza.

Nisargadatta Maharaj.



VEAMOS.


Ojo que todo lo ves
pero no ves lo evidente:
que tú no te puedes ver
aunque te mires de frente.

miércoles, 14 de diciembre de 2016


GANADERÍA.


Nuestra generación depende de sus móviles para tomar decisiones instantáneas sobre con quién pasamos el tiempo, en qué pensamos, a quién debemos responder y qué es importante en nuestras vidas. 
Si esto es a lo que vas a dedicar tus pensamientos, olvídate del implante cerebral. Este es el implante cerebral. Te dedicas a él todo el tiempo.

Tristan Harris.

martes, 13 de diciembre de 2016


GANADERÍA.


Mientras puedes ser explotado tienes derecho a vivir. Una vez dejas de ser útil, formas parte de los prescindibles, de los que cuanto antes desaparezcan mejor. 
Así es como siempre ha sido en un sistema donde el beneficio lo es todo y la vida una mercancía más.

Quebrantando el silencio. Blog

domingo, 11 de diciembre de 2016

sábado, 10 de diciembre de 2016

QUE LO SEPAS.



A partir de un cierto nivel, el poder es criminal por definición.

Pedro Bustamante.




Progresando:

En la primera guerra mundial, el 10% de las bajas fueron civiles.
En la segunda guerra mundial, se elevó al 50%.
En la guerra del Vietnam al 70%.
En la guerra de Irak, más del 90% de los muertos son civiles.

miércoles, 7 de diciembre de 2016


GANADERÍA.


Si alguien hubiera diseñado un régimen laboral adecuado per­fectamente para mantener el poder del capital financiero, es difícil imaginar cómo podrían haber hecho un trabajo mejor. 
Los traba­jadores reales y productivos son incansablemente presionados y explotados. El resto está dividido entre un estrato aterrori­zado de los universalmente denigrados desempleados y un estrato mayor a quienes se les paga básicamente por no hacer nada, en puestos diseñados para hacerles identificarse con las perspectivas y sensibilidades de la clase dirigente (gestores, administradores, etc.) – y particularmente sus avatares financieros – pero, al mismo tiempo, fomentarles un resentimiento contra cualquiera cuyo trabajo tenga un claro e innegable valor social. 
Obviamente, el sistema nunca ha sido diseñado conscientemente. Surgió de casi un siglo de prueba y error. Pero es la única explicación de por qué, a pesar de nuestra ca­pacidad tecnológica, no estamos todos trabajando 3-4 horas al día.

David Graeber. Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda. 



martes, 6 de diciembre de 2016


CANTINELA.


En pelotas yo nací,
en pelotas me crié,
en pelotas sigo aquí
y en pelotas morir he.

Mientras tanto yo qué sé. 
Ya veré.


domingo, 4 de diciembre de 2016

SUEÑOS.


Una joven se fue a la cama una noche y se quedó dormida. Al cabo de unas horas sintió que la puerta de su cuarto estaba siendo abierta lentamente.
Aterrorizada, trató de pedir auxilio en la oscuridad, pero un pañuelo le fue puesto sobre su boca y sintió que unos fuertes brazos la levantaban de la cama. Ella fue cargada escaleras abajo y metida en el portamaletas de un largo y lujoso Rolls-Royce que arrancó a gran velocidad. 
Tras de un largo recorrido fue sacada y llevada a un gran vestíbulo de una inmensa y palaciega mansión, subida por las escaleras de mármol, y llevada a una habitación elegantemente amueblada, donde fue arrojada sobre la cama. Entonces pudo ver claramente a su captor.
Era un hombre fuerte y guapo, impecablemente vestido con un traje formal, que se paró junto a la cama mirándola hacia abajo de manera inquisidora y silenciosa. 
Ella trató de hablar, y al final fue capaz de decir lloriqueando: «¿Qué, oh, qué es lo que me va a hacer?». El hombre encogió sus hombros. «¿Cómo podría saberlo?», dijo. «Éste es tu sueño».

A. Nónimo.

sábado, 3 de diciembre de 2016


TRÍPODE.


Es muy extraña la ignorancia, y más compleja que la sabiduría. La sabiduría es simple y natural. La ignorancia, en cambio, es 
laberíntica, repleta de curvas y callejones sin salida. 
Cuando alguien no posee sabiduría, habla y se confunde, camina entre ilusiones que duran poco tiempo y terminan por 
sumergirlo en la dispersión y el miedo. 
La sabiduría es contacto con lo innombrable, con lo que no puede definirse ni explicarse. Llena y no confunde, se basta a sí misma en su esplendor; es autorrefulgente y no tiene final. 
La ignorancia es locura, la sabiduría está más allá de la locura, la incluye y la sobrepasa. 
Desde la sabiduría, la locura de la ignorancia se vislumbra como oscura y abismal.



La sabiduría es lo humano y amoroso, la ignorancia es cruel y egoísta. 
La sabiduría es abierta y permanente, la ignorancia es 
personal y oculta. 
La sabiduría es libertad e independencia, la ignorancia es esclavitud carcelaria y dependencia. 
El sabio es paciente y humilde; el ignorante es arrogante e incapaz de esperar. 
El sabio encuentra motivos para ser feliz con todo; el ignorante no se satisface con nada. 
Para el sabio, la naturaleza contesta y guía, pero él se sabe más allá de ella. 
El ignorante desprecia la vida y sus contingencias, pero es incapaz de trascenderlas.




El Chamán verdadero puede diagnosticar y saber lo lejos que se encuentra alguien de su verdadero Centro, porque él mismo ha logrado situarse allí. 
La dificultad para describir el sentido y la experiencia de estar en el "Centro" es mayúscula porque este estado trasciende cualquier descripción verbal. 
El Chamán reconoce la distancia que se encuentra entre la conciencia de un individuo y la suya propia y tiene el suficiente poder como para guiarlo a su encuentro. Esta es la verdadera hazaña Chamánica más allá de los  manejos energéticos o las manifestaciones de videncia. 
Hacer recordar el Centro o estimular su vivencia constituye el más grandioso milagro de la tradición Chamánica en general y 
de la maya en particular.

Jacobo Grinberg. Fluir sin el yo.


viernes, 2 de diciembre de 2016

AVISO.


Si el poder establecido promociona machaconamente una idea, puedes tener la seguridad de que esa idea encierra una trampa.

Posesodegerasa.



jueves, 1 de diciembre de 2016

TRÍPODE INVERSO.


Durante la guerra de 1914, el Estado se volvió otra vez sagrado: el Estado, no el poder, sino nuestro Estado. Dios de la guerra y del orden. 
Lo que lo vuelve sagrado no es que se instituya como Dios, sino el hecho de que los hombres lo reciban, lo vivan y lo consideren como el gran ordenador, la insoslayable providencia, esperándolo todo de Él y aceptando su voluntad, concibiendo toda la existencia y la sociedad con relación a Él inevitablemente, inexorablemente.

Jacques Ellul. Los nuevos poseídos.




El Capitalismo democrático ha sabido diluir el Poder para despersonalizarlo como sistema de dominación con cara o caras visibles, es decir, a transformado el Poder autoritario como tal y en su forma genuina, en un Poder abstracto que se diluye en mayor o en menor grado entre los miembros de la sociedad en general.



La sacralización de la propiedad privada por parte del Estado y el Capital han configurado en buena medida la estructura psicológica y el carácter del individuo y de la sociedad, definiendo su pensamiento-voluntad y por lo tanto las relaciones sociales que organizan la sociedad capitalista basada en el sistema de dominación, es decir, en la jerarquía y todo lo conlleva: autoridad, obediencia y represión consciente o "inconsciente" del ser humano por el ser humano.

Albert A. H.



domingo, 27 de noviembre de 2016


INFUNDIOS.


Una ley que obliga a los proveedores de internet a grabar cada año el historial de sus clientes en tiempo real, poniendo la información a disposición de numerosas reparticiones del Estado. También concede poder a las agencias de inteligencia para hackear computadores y aparatos electrónicos de ciudadanos, exceptuando a periodistas y otros profesionales, que contarán con protecciones marginales.


Según una nueva norma, todas las compañías de Internet y telecomunicaciones, junto con los operadores de telefonía móvil, deberán guardar la información sobre las actividades de sus clientes en estas redes durante un año para que los servicios de inteligencia puedan examinarla, informa ’The Independent’. 
La información será recopilada para todos los dispositivos, desde ordenadores hasta teléfonos inteligentes. También el proyecto de ley amplía las posibilidades de ’hackear’ todos estos dispositivos.

viernes, 25 de noviembre de 2016



Los gobiernos nunca tienen bastante dinero, porque los gobiernos no ganan dinero, lo único que hacen es gastarlo.

Gayo Escribonio Curión.

jueves, 24 de noviembre de 2016


GRANDES INVENTOS DE AYER Y DE HOY.


La economía no está basada en el mundo real; el dinero crece más rápido que las cosas reales,la economía está tan fundamentalmente desconectada de la realidad que es destructiva.

David Suzuki.



La política es una tarea desalmada.

Don José Ortega y Gasset.


jueves, 17 de noviembre de 2016


ECOS DE SOCIEDAD.


Si nos tomamos al pie de la letra la ideología dominante, la liberal, se nos dice que el vivir en sociedad es el resultado de un contrato estipulado no se sabe bien cuándo ni por quién, en todo caso por generaciones anteriores, y ante el cual las generaciones presentes no pueden hacer otra cosa que aceptarlo y adaptarse. 
Esto ya es indicativo del modo de concebir los acuerdos establecidos por alguien indefinido en un pasado nebuloso y que deberán vincular por ley a todas las futuras generaciones de la humanidad. 

En todo caso, estas estupideces las defendieron también algunos filósofos bastante acreditados y por tanto se dice, con este “se” impersonal que es todos y nadie, que esta sociedad es fruto de un contrato.
Pero conviene pensar con un ojo puesto en el planeta y en la historia, ya que el Poder quiere empujarnos a creer en un eterno presente que no tiene ninguna referencia con el pasado y que, sobre todo, pretende cerrarnos los ojos ante la posibilidad de un modelo democrático a escala planetaria.

Ahora bien, es evidente que cuando existen millones de individuos  a quienes se les niega incluso el mínimo vital, este contrato social es una tomadura de pelo asesina.

Massimo Passamani. Reflexiones para una sociedad sin jaulas.




miércoles, 16 de noviembre de 2016

MITOS.


Hubo un tiempo en el que no había tiempo. Era el tiempo del inicio. Era como la madrugada. No era noche ni era día. Se estaba el tiempo así nomás, sin ir a ningún lado y sin venir de ninguna parte. No había luz pero tampoco había oscuridad. Era el tiempo en el que vivían los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los más primeros.

Aunque mucho hablaban estos dioses, poco sabían. Pero, a saber cómo o por qué, hubo un momento en que todos se quedaron callados al mismo tiempo.
Habló entonces uno de ellos y dijo, y se dijo, que era bueno que cuando uno hablara los otros no hablaran, y así el uno que hablaba podía escucharse y los otros que no hablaban podían escucharlo y que lo que había que hacer es hablar por turnos.
Los dioses estuvieron de acuerdo. Y dicen los más viejos de nuestros viejos que ese fue el primer acuerdo de la historia, el de no sólo hablar sino también escuchar.

Una antropóloga en la luna. Blog.


martes, 15 de noviembre de 2016


ASUNTOS PENDIENTES; O NO.


Si debo llegar a ser
lo que en realidad ya soy,
¿voy o vengo?,¿a dónde voy?,
¿me muevo de donde estoy?
o me limito sin más
a hacer, o en lugar de hacer
dejar todo como está.

Tampoco esta realidad
puedo ahora discernir,
¿quién o qué decide en mí
mi continuo decidir?,
¿algún yo en que me perdí
o el hábito insustancial
de un continuo repetir?.

Me limitaré a apuntar
lo que quiero creer de mí:

que si he sido y soy, seré,
y que si esto no es así,
no es el yo que siempre fuí
quien se habrá de disolver,
sino el que se muestra aquí
confundido, sin saber
ni poderse definir.

lunes, 14 de noviembre de 2016

domingo, 13 de noviembre de 2016

jueves, 10 de noviembre de 2016


EXTRACTOS.


El señor Kothari les ha dicho que yo alcancé un estado de 'ausencia de conocimiento' y les ha contado sobre 'la calamidad', que es la forma en que yo me refiero a eso. 
¿Qué sucedió? No lo sé. De repente el pensamiento entró en su estado natural. La continuidad ha terminado. De manera que lo que estoy diciendo no es producto del pensamiento. No es algo fabricado en el interior por mi estructura de pensamientos. No es tampoco una premisa producto de la lógica. 
Más bien, lo que está sucediendo aquí es tan solo la expresión de ese estado del ser en el cual uno no sabe lo que está sucediendo. Uno no sabe cómo está funcionando este organismo. Tal y como lo ha referido el señor Kothari, este es un simple y puro estado físico y fisiológico del ser. No tiene connotaciones religiosas de ningún tipo. No tiene contenido místico en ningún nivel. Y, al mismo tiempo, esta cosa extraordinaria, la extraordinaria inteligencia que hay aquí, la cual es un producto de siglos de evolución humana, es capaz de expresarse por sí misma y encargarse de cualquier dificultad y cualquier situación sin crearnos más problemas.

La memoria permanece en el trasfondo y comienza a operar cuando existe una demanda. Esa demanda es creada por un agente externo, porque aquí dentro no hay ninguna entidad. No hay ningún centro. No hay un yo. No hay ningún Atman. No hay absolutamente ninguna alma aquí. 
Pueden no estar de acuerdo. Pueden no aceptarlo, pero desafortunadamente sucede que eso es un hecho. La totalidad de los pensamientos y los sentimientos no están aquí. Este organismo físico sólo está respondiendo a los desafíos que provienen del exterior. 

Como no hay un centro aquí, como no hay una mente aquí, como no hay nada aquí, ¿qué es lo que está sucediendo? Lo que sucede es que este organismo humano está respondiendo a los desafíos, o a los estímulos, si puedo ponerlo de esa forma. Así que, no hay nadie aquí que esté traduciendo esas sensaciones en términos de las experiencias pasadas. Pero hay un vívido contacto con las cosas. Eso es todo lo que hay. Una sensación tras otra golpea al organismo. Y al mismo tiempo, no hay ningún coordinador aquí. 

Este estado de no-conocer no tiene relación con vuestro Brahman, o vuestro Nirguna Brahman o Saguna Brahman o cosas por el estilo. Este estado de no-conocer lo es en relación con las cosas que están aquí a nuestro alrededor. Uno puede estar mirando una flor. Pueden pensar que esto es un estado de locura. Quizás lo sea, yo no lo sé. Uno no sabe qué es lo que está mirando. Pero cuando surge la necesidad, y eso siempre viene de afuera, de saber qué es eso, entonces el conocimiento, la información que hay allí encerrada en este organismo aparece y dice que esto es una rosa, que eso es un micrófono, eso un hombre, eso una mujer, etc., etc. Esto no se debe a que haya una intención desde el interior, sino que el agente externo provoca la respuesta. Por esto, yo digo que esta acción siempre está sucediendo fuera del organismo, no en el interior.

Cómo sé que esas sensaciones están bombardeando o golpeando al organismo todo el tiempo? Eso es tan solo porque hay una conciencia que es consciente de sí misma y no hay nadie que esté consciente de las cosas que suceden alrededor. Este es un organismo viviente y ese estado viviente está funcionando a su manera, en su forma natural.

 Allí hay una mesa. No sé lo que es. Y, al mismo tiempo, si me pregunta, "¿Qué es eso?" Inmediatamente le diría, "Es una silla." El conocimiento está en el trasfondo. Reaparece automáticamente, como una flecha. Pero de otra forma, lo que yo percibo es tan solo el reflejo de lo que está frente a mí. No lo traduzco como una imagen en absoluto. Pero tengo que usar esa palabra: está reflejando al objeto exactamente tal cual es. 
No quiero utilizar esas frases metafísicas porque inmediatamente las traducirán trazando vuestro particular paralelo. No hay aquí absolutamente ningún sujeto independiente del objeto. 
De manera que no hay nada aquí, dentro de mí. Tan sólo existe lo que hay allí, y uno no sabe lo que es. Así que ahora uno se da vuelta y ese objeto simplemente desapareció, y ahora hay otra cosa. El anterior objeto ha desaparecido total y completamente, y el nuevo objeto se ve exactamente como es. Pero uno no sabe qué es. Por eso digo que este es un estado de no-conocer.


Probablemente ustedes encontrarán paralelos para estas cosas. Lo que estoy tratando de indicar es la total ausencia de lo que todos ustedes están haciendo en este momento; ese es el estado que estoy describiendo, y no es tan solo mi estado sino que también es la forma en que ustedes están funcionando,pero la continuidad del pensamiento está destruyendo la sensibilidad de sus sentidos.
  
Con la palabra sensibilidad, me refiero a la sensibilidad de los sentidos y no a la de la mente. La sensibilidad de la mente es un truco de la mente, y se puede crear un estado mental en donde uno se vuelve sensible a los sentimientos de todo el mundo, a todas las cosas alrededor, y uno se sumerge en ese estado enfermizo y comienza a pensar que está llegando a alguna parte.
Cuando el movimiento del pensar ya no es contínuo, los sentidos comienzan a funcionar de una manera extraordinaria. 

No hay nada que alcanzar, no hay nada que lograr, nada que obtener, y ningún destino al cual arribar. Y lo que está impidiendo que lo que hay allí, ese estado pleno de vida, se exprese a sí mismo con su particular manera es el movimiento del pensar, que debería existir tan sólo para poder funcionar en este mundo.

Lo que los aleja del estado natural es este movimiento cuya dirección es querer estar en un estado diferente al que ahora están ustedes. Ser uno mismo no requiere tiempo. Si soy un completo idiota, permanezco un completo idiota. Punto. No quiero ser un hombre inteligente. Incluso si mi vecino saca ventaja de su inteligencia extraordinaria y me explota, buena suerte. ¿Qué puedo hacer? Aceptar la realidad, esta es la realidad del mundo. No existe otro mundo. No existe otra realidad, una realidad última. Esta es la única realidad. 
Uno tiene que funcionar en este mundo. No pueden escapar del mundo. ¿Cómo podrían escapar del mundo? Si ustedes son ese mundo. ¿Adónde van a ir? ¿A esconderse en una cueva? Háganlo, pero se llevarán sus pensamientos con ustedes. No pueden escapar de vuestra sombra. Ésta los seguirá a todas partes. 

Así que, no pueden hacer nada respecto del pensamiento. Eso es todo lo que estoy diciendo. Cuando uno comprende lo absurdo de todos sus esfuerzos por hacer algo con respecto al pensamiento, que es el que está creando el problema; que es miseria para uno mismo, que no puede hacerse nada; cuando uno no puede hacer nada, cuando uno se da cuenta que no puede hacer nada al respecto, entonces el pensamiento desaparece. Uno deja de utilizar el pensamiento como un medio para procurarse algo.

U.G. Krishnamurti.

martes, 8 de noviembre de 2016

SIN ASUNTO.


El profesor de filosofía Evan Thompson, en su libro Waking, Dreaming, Being dice sobre el estado de conciencia turiya:

Este modo de conciencia es cognoscitividad pura no-dual. 
A diferencia de la vigilia, el sueño y el sueño profundo, la cognoscitividad pura no es un estado en el sentido de una condición discreta y transitoria... es la fuente constante que subyace estos estados cambiantes, y también es un estadio de realización meditativa. 
Como origen de la vigilia, el sueño y el sueño profundo, "el cuarto estado" es cognoscitividad pura definida por la cualidad de la luminosidad. Como estadio de realización meditativa, es el terreno base de la conciencia que puede atestiguar los estados cambiantes sin identificarse erróneamente con ellos como su sí mismo. Tomando prestada una imagen de Andrew Fort... la cognoscitividad pura es como ondas de radio que penetran todo el espacio, las cuales se ven oscurecidas por la constante estática de la actividad mental, pensamientos, imágenes mentales, emociones y memorias. Tomamos la estática como real y pensamos que somos esa estática, pero sólo está superpuesta sobre la onda. Cuando eliminamos la superposición o vemos a través de ella, entonces sólo queda al onda en su naturaleza verdadera.

Todas las tradiciones que se derivan de la filosofía de la India, incluyendo por supuesto el budismo tibetano, coinciden en que la naturaleza de la conciencia, más allá de la identificación con un individuo y una división sujeto-objeto, es dicha o gozo continuo y luminosidad sin límites. Todo lo demás cambia, todo aparece y desaparece, y sólo la conciencia, la dicha luminosa no-dual permanece. 
Los maestros del tantra budista y los maestros del tantra hinduista enseñan esencialmente a residir en ese estado de conciencia no-dual. Todo lo demás es una práctica preliminar.
Es el estado en el cual las diferencias se anulan, sueño y vigilia se tejen en un mismo continuum, meditación y no meditación, luz y vacuidad, ser y no-ser dejan de experimentarse como separados y contradictorios. 

El cuarto estado nos puede parecer un logro lejano del más alto yoga-tantra (y en cierta forma lo es) y, sin embargo, según enseñan estas tradiciones, no hay nada más íntimo y cercano que esto, es justamente el estado natural, no conceptual, más allá de reificación e identificación, la realidad en todo su desnudo esplendor.

Alejandro Martínez Gallardo.

lunes, 7 de noviembre de 2016

ADIÓS, SAMSARA. ADIÓS.


ANÉCDOTA.


Durante una meditación caminando (kinhin) en el sexto día de su retiro, el actor Peter Coyote, absorto aún en su pregunta "Qué es eso? " ["What is it]"?,  notó el incisivo sonido de un pájaro:

"Eeek! Eeek! Eeek! Eeek! Eeek! gorjeaba, aniquilando todo pensamiento. Súbitamente, en esa vacuidad momentánea, sus sonidos se transformaron y los oí como It It It (eso, eso, eso) –la indiscutible respuesta a mi pregunta. Tomé un paso más y el mundo como lo había experimentado se acabó.

No puedo describir lo que sucedió después porque en ese instante el lenguaje y el pensamiento se disolvieron enteramente. Las fronteras entre "aquí adentro" y "allá afuera" desaparecieron. El mundo se mantuvo reconocible, como siempre había sido, pero completamente desnudo de lenguaje discursivo y conceptos. Todo parecía ser un fantasma de sí mismo, luminoso pero sin peso ni sustancia. "Yo" había sido reemplazado. 
Lo más cercano que puedo llegar a describir lo que sentí es una conciencia sin locación física, inseparable de la totalidad del universo. Todo era precisamente como había llegado a ser. El mundo era perfecto, sin tiempo, eterno, yendo y viniendo, como siempre había sido. Cada duda que había albergado alguna vez sobre la práctica del zen se deshizo. El tímido y temeroso yo que había defendido, agrandado, confortado y tratado de mejorar toda mi vida fue descargado de sus labores y todo estaba bien sin él. No había nada que "hacer". 
Supe irrefutablemente que esto era exactamente lo que había buscado desde la primera vez que leí un libro sobre el zen cuando tenía 16 años. 

En el siguiente instante, entendí que todo eso [it] no era realmente muy importante."