miércoles, 31 de julio de 2013

ECOS DE SOCIEDAD.

La creencia en que la guerra es parte de la naturaleza del hombre es sostenida por sociobiólogos, antropólogos y otros investigadores del comportamiento humano.
Edward Wilson, el inventor del campo de la sociobiología, alguna vez apuntó que “la guerra está incrustada en nuestra naturaleza”.

Pero un ensayo de Douglas Fry y Patrik Sodeberg en una reciente edición de Science cuestiona todo esto. 

Los doctores Fry y Sodeberg han revisado lo que se sabe acerca de los cazadores y recolectores modernos y sugieren que, aunque estas personas están lejos de ser pacíficas, también están lejos de ser bélicas. 
La mayoría de los que mueren violentamente en sus sociedades lo hacen en manos de personas de su misma tribu, no de “extranjeros”. 
El estudio sugiere que los humanos podrían ser llamados “asesinos”, pero no guerreros sangrientos como los suele representar el folklore antropológico.

Los dos investigadores llegaron a esta conclusión al estudiar veintiúna sociedades de cazadores y recolectores de todo el mundo. Repasaron  los estudios etnográficos de estos grupos, publicados hace más de cien años, que registraban los homicidios y sus circunstancias.
Sólo uno de los veintiún grupos fue considerado extremadamente belicoso, y más de la mitad de las muertes perpetradas en estas tribus (casi todas australianas) involucraba a este grupo.

La teoría, entonces, es que el hombre industrial, aunque sea moderno, es más o menos igual de belicoso que sus ancestros cazadores y recolectores (es decir: no mucho). 

La sociedad moderna no ha hecho nada por detener las guerras, pero eso no quiere decir que la guerra sea parte intrínseca de la naturaleza del hombre, sino que hay demasiados intereses involucrados en favorecer los conflictos.

Y claramente una de las maneras de reclutar soldados es publicando la frase de Edward Wilson arriba citada.

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