lunes, 12 de marzo de 2012

GANADERÍA

( )Hemos perdido en primer lugar la más sagrada de las libertades, la de conciencia, porque el permanente bombardeo de consignas está destruyendo en nosotras el pensamiento reflexivo. La imagen mental del mundo y el juicio sobre éste es sustituida por informaciones procesadas por la otra parte, vivimos así en la irrealidad y somos completamente manipulables.

Estos procedimientos son parte del bagaje de la estrategia militar que hoy apunta a ampliar el escenario de la guerra a todos los ámbitos de la vida social, especialmente a la modificación de la conciencia del enemigo. Puede consultarse, para este tema, “Entender la guerra en el siglo XXI”, escrito por el oficial de la Armada Federico Aznar Fernández-Montesinos y prologado por Carme Chacón (Editorial Complutense 2011), efectivamente, comprender la guerra ayuda a comprender nuestra situación y nuestra vida que en realidad se desarrolla en un contexto de guerra abierta, asimétrica, del Estado contra un enemigo difuso y ya prácticamente vencido, el pueblo.

Estas operaciones de ingeniería social no son nuevas. Al final de la II Guerra Mundial se ensayó con gran éxito contra el pueblo alemán. Con el apoyo de intelectuales pagados por las grandes grupos empresariales americanos como T. Adorno. Se intervino masivamente sobre la conciencia de las clases preteridas alemanas culpándolas del nazismo, acusando a la tradición y a toda la cultura popular de ser nazi y culpable del genocidio, los procesos de vergüenza colectiva prepararon el terreno para la transformación más radical de la sociedad que, vaciada de su propia tradición no sólo fue ocupada militarmente sino aniquilada en su identidad e historicidad.

Prado Esteban Diezma.


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