jueves, 23 de febrero de 2012

ECOS DE SOCIEDAD.

Por qué es importante la maternidad.

Sinopsis de la correlación entre maternidad y sociedad, entre maternidad e individuo, entre matricidio y degeneración y eventual extinción del género humano.

1.- La maternidad es importante porque es el proceso de formación del ser humano. La maternidad es una secuencia de fenómenos concatenados: concepción, gestación intrauterina, nacimiento, gestación extrauterina y crianza. Todos los seres humanos se forman en esa secuencia. No hay otra manera de ser humano; no hay otra vía, otra alternativa. La maternidad no es solo una experiencia o una faceta de la vida de una mujer, sobre todo es el proceso de formación del ser humano.

2.- Esta secuencia se ha fijado en la evolución mamífera en general y humana en particular; la fijación de la secuencia específicamente humana fue determinante para la fijación de nuestra especie en el ecosistema general de la vida. Las peculiaridades particulares de la maternidad humana se deben sobre todo al específico desarrollo del sistema sexual para adaptar la maternidad a las condiciones anatómicas del bipedismo. (Ver El parto orgásmico, testimonio de mujer y explicación fisiológica)*.

3.- La maternidad, y con ella el proceso de formación de los seres humanos, está pervertida, gravemente alterada en relación al diseño filogenético que aseguró nuestra permanencia como especie. Hay pediatras que afirman que en los hospitales se viola a l@s recién nacid@s, porque llaman ‘violación’ al acto de separar a la madre de l@s bebés. (Ver El Cuidado Madre Canguro de Nils Bergman, así como su documental Restoring the original paradigm, Restaurando-el-paradigma-original.html). (Otras referencias en El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal)*

4.- La perversión de la maternidad afecta a la formación individual del ser humano.
La repercusión de la maternidad en el individuo se puede resumir con un dicho popular catalán, referido a lo que antiguamente se llamaban ‘niños difíciles’; de estos niñ@s se decía: aquest no ha estat prou llepat (a este no le han lamido lo suficiente).
Esta correlación entre maternidad deficiente o mala, y formación deficiente o malformación del individuo humano, ha sido comprobada desde diferentes campos del conocimiento. En concreto, desde la psicología y la psiquiatría se han estudiado diferentes aspectos del deterioro de la sociabilidad humana relacionados con la falta de amor materno; estudios que son en general desconocidos, pese al esfuerzo divulgativo de los mismos, por parte de profesionales como Odent, Bergman y otr@s.
La capacidad de amar y la capacidad racional del ser humano se forman en la etapa primaria de su vida, y es una función del deseo materno. Michael Balint (La Falta Básica, Paidós, Barcelona 1993) explicó la existencia de un ámbito psíquico primario -formado en la interacción libidinal madre-criatura, durante la gestación intra y extra-uterina-, que mantiene latente de por vida una capacidad de producir amor.
En este ámbito psíquico descansa la bondad innata del ser humano, su capacidad de amar y de razonar. Su función es retroalimentar y desarrollar dichas capacidades.
Michel Odent afirma que el prototipo de todos los modos de amar es el amor materno, y que todas los modos de amar están integrados (La cientificación del amor, Creavida, Argentina, 2001, pag. XVIII). El narcisismo primario de Freud y el inconsciente huérfano de Deleuze y Guattari forman parte de nuestra cultura que elimina a la verdadera madre; a pesar de la importantísima obra de estos autores, en esta cuestión no traspasan el dogma básico de la cultura matricida.
Por otra parte, la psicología también ha mostrado la fractura o esquicie psíquica que se produce en el momento en que falla el de amor materno (Balint, Winnicot), fractura que el ego fratricida mantiene para neutralizar la psique primaria humana. Pese a todo, el deseo materno entraña la continuidad de la vida humana, y seguimos viviendo contradictoriamente (según la rigidez de la fractura, según el ego, según la expansión producida del amor primario y las condiciones del entorno, en definitiva, según el grado de deterioro de cada persona).
La perversión de la maternidad es una estrategia para sabotear el desarrollo del ser humano. (ver El Asalto al Hades, Capítulo II, La Represión del deseo materno, etc.)*.
Para ver como impacta de por vida la falta de madre normal, sólo unos datos de la formación del sistema neurológico, que nos permiten vislumbrar el impacto general: el desarrollo neurológico sólo está pautado genéticamente hasta más o menos las primeras 14 semanas de gestación, y luego ya depende de la interacción con la madre; además nacemos sólo con un 25 % del cerebro formado -a diferencia de los demás mamíferos, que nacen con un 80 % del cerebro ya formado-. La falta de amor materno produce descargas de hormonas del stress y del miedo (cortisol, adrenalina…) cuya persistencia a su vez produce una toxicidad neuroquímica que incide en la formación del cerebro. Este depende pues de la interacción con la madre durante la gestación intra y extra-uterina.
Concretamente, según Lloyd de Mause, las áreas del cerebro relacionadas con la producción empática no se desarrollan si no hay suficiente cuidado materno, haciendo entonces posible la indiferencia empática compatible con la crueldad.

Michel Odent también ha hecho una recopilación de estudios epidemiológicos que muestran esta correlación, y que resume en una frase: health is shaped in the womb. (Ponencia I Congreso Internacional de Parto y Nacimiento en casa, Jerez, 2000) (Explicaciones más extensas y referencias en El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal)*.

5 – La repercusión social de la alteración del proceso de formación del ser humano. La repercusión de la maternidad en la sociedad humana, la resumía San Agustín en la siguiente sentencia: Dadme otras madres y os daré otro mundo.
La obra pionera en el establecimiento de esta correlación en términos antropológicos, fue el Das Mutterrecht de Bachofen (...aquellas primitivas generaciones de mujeres, con cuya desaparición, desapareció también la paz sobre la Tierra), basada en hechos históricos recogidos en la literatura antigua, que posteriormente han sido corroborados por la arqueología. Esta correlación entre el tipo de madre y el tipo de sociedad también ha sido comprobada desde diferentes campos del conocimiento.
Michel Odent (El bebé es un mamífero, Mandala, Madrid, 1990, pags. 64-65) hizo una recopilación de algunas de las prácticas, ritos y recetas para interferir en el proceso de formación del ser humano, que se han inventado y puesto en práctica a lo largo de la historia. Por ejemplo, los espartanos que tiraban a los bebés rodando por la ladera de una montaña, y los vikingos que los colgaban de un árbol alimentándolos con tuétano, conocían sus efectos para alterar el proceso de formación de la criatura humana, en términos de acorazamiento psicosomático y de eliminación de las producciones empáticas naturales (que hoy se conocen con detalle en términos neurológicos y psicológicos), con el objetivo entonces no simulado de crear pueblos de guerreros y esclav@s, es decir, la civilización de la dominación y del fratricidio.
En esta, por otro lado breve, recapitulación de Odent, destacan los mitos y otras prácticas para promover la separación de la madre de la criatura, encaminadas a interceptar la función del deseo materno en la formación del ser humano, y que ponen de manifiesto el conocimiento que siempre ha existido de su impacto social; mitos que propagan creencias tales como que el calostro es malo (la medicina ayurvédica en el s. II a.c., da una receta a base de miel y mantequilla para sustituir el calostro y la primera e importantísima leche de los cuatro primeros días), o que el demonio (la oxitocina y la prolactina) habitan el cuerpo impuro y la leche de la madre, por lo que para salvaguardar a la criatura le debían de ser sustraídos, en tanto que la madre no pasara por ciertas ceremonias de ‘purificación’, ceremonias que por otro lado, se establecían en el plazo de tiempo suficiente para que la interrupción de la producción materna fuese efectiva; en la Biblia este plazo es de 8 días para los niños y 40 para las niñas, lo que prueba la discriminación por sexos de una represión directamente establecida con un fin social.
Estos son unos ejemplos de la implementación de la represión del deseo materno con el preciso objetivo social de pervertir al ser humano para adaptarlo a la dominación.
Hoy, en la era de la dominación invisible y de la sumisión inconsciente, los mitos han cambiado y los objetivos se ocultan más. La manipulación falaz de la obstetricia, de la sexualidad femenina, de la pediatría, tomando el nombre de la Ciencia en vano y sus hallazgos con fines criminales, consagran la mayor perversión quizá de la maternidad de todos los tiempos.
Aunque se sigue aplicando sistemáticamente la separación de la madre del bebé, esta separación física ya no es imprescindible, puesto que la industria farmacológica suministra drogas eficaces para interceptar el deseo materno.

El 21 y 22 de mayo de 1991 tuvo lugar en Arlington (Virginia), con el patrocinio de la New York Academy of Sciences, un Congreso sobre ‘Oxytocin in Maternal, Sexual and Social Behaviours’ (Pedersen et al., Annals of the New York Academy of Sciences, Volumen 652, Nueva York, 1992), un hito de la historia de la Ciencia que abrió las puertas para la recuperación de la maternidad; sin embargo, sus hallazgos se están utilizando principalmente en un sentido inverso, para ejecutar el matricidio con mayor precisión, eficacia y amplitud social.

Otro hito en la historia de la Ciencia, en el sentido de desvelar la verdad del matricidio, fue el I Simposio de Antropología Sexual que tuvo lugar en el marco de la Central State Anthropological Society, en Lexington, Kentucky en mayo de 1965 (citado por Ernest Borneman en Le Patriarcat, Puf, Paris 1979).

6.- La perversión de la maternidad impide el desarrollo de las cualidades básicas in-formacionales del ser humano (in-formacionales = consustanciales a nuestra formación como especie; es decir, no unas cualidades cualesquiera, sino las más fundamentales y básicas que permitieron nuestra formación y fijación como especie): la capacidad de amar y de empatizar con los congéneres, la capacidad de raciocinio, la capacidad de entendimiento, la sociabilidad. La pérdida y/o deterioro de estas cualidades fundamentales supone un grave proceso de degeneración del género humano, que de no atajarse, y por tratarse de la pérdida de lo fundamental, nos conducirá a la desaparición.
La esclavitud requiere destruir la sociabilidad humana, pero esta es una maniobra suicida. Prueba de esta degeneración es que el malestar humano crece en paralelo con el desarrollo de esta civilización, y también el mismo hecho de que estamos destruyendo el ecosistema terrestre del que dependemos. No es necesario decir que el desarrollo industrial, científico-técnico, etc., de nuestra civilización no justifican ni tendrían que comportar el matricidio y la esclavitud. (Ver La degeneración de la raza humana por la pérdida de sus cualidades fundamentales)*.

En concreto hay abundante literatura científica que establece una correlación directa entre la violencia y el fratricidio, y la falta de verdadera madre. (Ver La represión del deseo materno, II parte, capítulo 8; El matricidio y la represión del deseo materno a la luz de la neurología y de la práctica clínica neonatal. También El bebé es un mamífero (Michel Odent) y El placer corporal y los orígenes de la violencia (J. W. Prescott) colgado en sites.google.com/site/rescatando textos.)

7.- La perversión de la maternidad en el grado de generalización actual supone una castración de la mujer, de la cual Freud hizo una constatación empírica. La historia de la mujer en este proceso histórico es una Iliada de sufrimientos, según expresión de Romeo de Maio (Mujer y Renacimiento, Mondadori, Madrid 1988); una represión particularmente inexorable, con palabras de Freud (La sexualidad femenina (1931) Obras completas, Tomo III, Biblioteca Nueva, Madrid 1968, pag. 518). Pero que las mujeres, como parte de la humanidad, dejen de sufrir, aún siendo algo muy importante, ni siquiera es lo más importante en la encrucijada actual del mundo.
Wilhelm Reich (Reich habla de Freud, Anagrama, Barcelona 1970) dijo que mientras los embriones crecieran en úteros espásticos y los pechos de las mujeres no latieran adecuadamente, no habría parlamento ni constitución que pudiera hacer a los hombres libres. Reich quería decir que los parlamentos y las constituciones pueden y deben reconocer, proclamar y defender la libertad de los hombres y de las mujeres, y la sociedad ofrecer un tejido social adecuado; pero la libertad y la integridad de cada ser humano se hacen en el vientre y en el regazo materno.
Hay una cultura silenciosa, la del silencio del mar que nunca se calla, que desarrolla esta condición humana, y hay una cultura de la dominación, suicida, empecinada en promover el malestar y el sufrimiento humano, y en llevar a la humanidad a la autodestrucción.

El deseo materno es la continuidad de la vida; la sustancia común de la que estamos hech@s, hombres y mujeres, de cualquier raza, de cualquier país, de cualquier religión o creencia política.

8.- La perversión de la maternidad comenzó hace unos 6.000 años, como una estrategia para esclavizar seres humanos. Primero aconteció en pequeños grupos humanos en los que el hombre cambió la armonía natural entre los sexos por la dominación. El sometimiento de la mujer vino acompañado de una alteración y reducción falocéntrica de la sexualidad femenina.
El dominio del hombre sobre la mujer y la represión de la sexualidad materna, están explícitamente concatenadas en el versículo 16 del Génesis 3, que reza así: Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Parirás con dolor los hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará. (Nacar y Colunga, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1963).Esta perversión se extendió con la expansión de las sociedades esclavistas patriarcales.
El ser humano, en su integridad original es incompatible con la dominación, y por ello, el objetivo de la perversión de la maternidad siempre ha sido y es el de sabotear el proceso de formación del ser humano (cambiar las madres para cambiar el mundo). Un ejemplo de esta incompatibilidad: los españoles en el siglo XVI exterminaron a los araucanos, la población indígena del Caribe, porque éstos, en su estado de integridad, no se pudieron adaptar a la esclavitud; entonces tuvieron que llevar esclavos de África para que trabajaran en las haciendas y dominios coloniales.
La destrucción primitiva de la maternidad sobre la que se levantó el patriarcado y la dominación, es lo que divers@s autor@s han llamado ‘matricidio primitivo’, que se fijó social y culturalmente, con una abundante mitología general y, en particular, con la generalización de diferentes mitos sobre nuestros orígenes. La malformación o deformación del ser humano (la pérdida de sus cualidades fundamentales) fue y es un requerimiento de esta civilización esclavista, patriarcal, basada en relaciones de dominación y promotora del fratricidio humano. Por más invisibles que sean hoy la dominación y la esclavitud, su esencia es la misma.

9.- A pesar de los hallazgos científicos, en la actualidad, la perversión de la maternidad ha alcanzado cotas demasiado altas, y además, dicha perversión está más generalizada que nunca. A comienzos del siglo pasado había una parte de la humanidad que todavía escapaba de este aspecto de nuestra civilización; pero los hallazgos de la medicina y de la tecnología se han implementado en un sentido favorable a la fijación de la perversión, acorde con la nueva esclavitud de los nuevos tiempos.
Superados en cierta medida algunos mitos, hay una contradicción flagrante entre el conocimiento y su aplicación, que solo se explica por la intervención política de los gestores, los nuevos sacerdotes, de la dominación. Michel Odent (1999) hacía la siguiente mención sobre dicha intervención: Estamos en condiciones de comprender por qué los personajes cuyos nombres están asociados tanto al nacimiento como a la capacidad de amar, encuentran poderosos obstáculos: hacen temblar los fundamentos de nuestras culturas (…) podríamos explicar la tendencia muy expandida de neutralizar, colocar fuera de la ley, o perseguir a cualquiera que promulgue mensajes tanto sobre la capacidad de amar como sobre la forma de nacer. (La cientificación del amor).

Desde la medicina, desde la pediatría, desde la sexología científica, desde la psicología, desde la neurología, desde la endocrinología, desde la historia y la arqueología, y desde otras ciencias, aplicadas y no aplicadas, se ha producido un esclarecimiento científico de la maternidad y también un esclarecimiento del daño del matricidio para el conjunto de la humanidad; es decir, podemos explicar y entender de manera científica e irrefutable la correlación entre maternidad y sociedad, entre maternidad e individuo, entre matricidio y degeneración y eventual extinción del género humano. Por eso la cuestión se dirime, se está dirimiendo, en términos políticos.
Es preciso, para hacer acopio de fuerzas y empujar en un sentido favorable a la supervivencia de la humanidad, saber los términos y el contenido real de esta guerra.


10.- De la recuperación de la maternidad depende el que la humanidad tenga o no tenga futuro.
Aunque no aparezca en los titulares de la prensa ni en los informativos de las televisiones, y aunque, desde luego, las batallas contra el fratricidio, el genocidio, etc., son muchas y en diferentes frentes, y hay que estar en todas ellas, en mi opinión la supervivencia de la humanidad depende de la recuperación de la maternidad. Además, en cualquier caso, todos los pasos que se puedan dar en este sentido servirán de apoyo y de sustento a las otras batallas.
Esta recuperación necesariamente supondría la recuperación de la sexualidad femenina y la recuperación de las relaciones armónicas entre hombres y mujeres: no hay otro modo de recuperar la maternidad. Desde mi punto de vista, no es tan difícil; en realidad es muy fácil; sólo haría falta explicarlo, y creo que hay mucha gente que lo sabe dispuesta a explicarlo. Y, por otra parte, es muy fácil de entender; tan fácil de entender como el documental Restoring the original paradigm de Nils Bergman, cuya divulgación por ello ha sido objeto de un persistente sabotaje.
La dificultad es política, la política de la nueva esclavitud; la política que utiliza, entre otras cosas, inhibidores hormonales o relajantes musculares como armas para ejecutar el matricidio de forma invisible.
La nueva dominación con su nueva esclavitud, no sólo es una injusticia para el 99,9 % de la humanidad; es un suicidio.

San Ildefonso, 2 de febrero 2012.. Casilda Rodrígañez.

*Blog de Casilda Rodrigáñez Bustos.

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