domingo, 8 de enero de 2012

MAYEÚTICA.


U.G. : Tu estado natural es algo sobre lo que no tienes nada que saber. Solamente has de dejar que funcione en su modo propio. Tu exigencia de saber es lo que pide un cómo, el cual deseas obtener de alguien. El funcionamiento del corazón es algo natural, el funcionamiento de todos los órganos de tu cuerpo es muy natural. No se plantean ni por un instante la pregunta de «¿Cómo es que funciono?» El organismo vivo al completo posee esta fabulosa inteligencia que hace que funcione en un modo totalmente natural. Habéis separado aquello a lo que llamáis vida de (eso). Lo que llamáis vida es el vivir, el cual no está en relación alguna con el funcionamiento de este organismo vivo.

Por eso naturalmente te planteas la pregunta «¿Cómo hay que vivir?» ¿Ves?, es este «¿Cómo hay que vivir?» el que ha destruido el modo natural en que discurren todas las cosas. Ahí es dónde la cultura interviene y te dice «Esta es la forma en que deberías vivir y actuar. Esto es lo único que es bueno para ti y bueno para la sociedad». ¿Ves?, tú quieres cambiar eso (ese estado de cosas). ¿Qué es eso que quieres cambiar? Eso es todo lo que pregunto.

P : Me gustaría saberlo.

U.G. : Nunca lo sabrás. Así que, ¿qué es eso que tratas de saber? ¿No ves el absurdo de lo que estás haciendo? Toda esa búsqueda es como tratar de dar alcance a algo que no existe.
Siempre empleo mi ejemplo favorito. Damos por sentado que existe un horizonte. Por eso si lo observas y dices que existe un horizonte, suena muy sencillo. Pero te olvidas de la limitación física, la limitación de que son tus ojos físicos los que determinan ese punto al que llamas horizonte. Si te acercas al horizonte, cuanto más rápido te acercas, incluso en un avión supersónico, más te alejas. Aquello con lo que te das de bruces es tu limitación.
También empleo siempre el ejemplo del tratar de alcanzar a tu sombra. Cuando éramos niños empleábamos este juego de querer atrapar nuestras sombras, con todos los niños corriendo tratando de dar alcance a nuestras sombras. Nunca se nos ocurrió que era este cuerpo el que quería atrapar a su sombra, y que el querer atrapar a tu sombra es un juego absurdo.


U.G. Krishnamurti.

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