viernes, 23 de diciembre de 2011

ECOS DE SOCIEDAD.


Supongamos que nos encontramos en una comunidad
convocada a causa de un problema determinado.
Ya sea el presidente del comisariado u otra o varias
personas exponen el asunto. Terminada la presentación
del tema, todos los asistentes comienzan a hablar
simultáneamente; levantan la voz para que sus
compañeros los oigan y para dialogar con ellos.
Algunos tienen preguntas que requieren aclaraciones
y otros responden; otros más quieren convencer
a sus vecinos.
La reunión parece una catarata turbulenta de palabras
que pueden hacer desesperar a quien no está acostumbrado.
Al mismo tiempo que todos hablan,todos escuchan y
todos intercambian ideas.
La reunión se vuelve un borbollón de voces.
Bullendo palabras, frases, opiniones y contraopiniones
por un buen rato, media hora, una hora o más, según
la dificultad de la cuestión que se esté debatiendo.
Poco a poco se van apagando las voces. La asamblea
comienza a entrar en la fase de aguas más tranquilas.
La última voz solitaria se calla.
Una gran calma se extiende hasta tocar fondo en
el corazón de los ahí reunidos. Nadie habla.
Nadie se levanta. Todos están a la espera.
Por fin el silencio se rompe.
El presidente o un anciano anuncia:
"nosotros pensamos y decidimos...".

En este "nosotros" todos los participantes se saben
igualmente re
presentados. El anuncio manifiesta
la capacidad del anciano o responsable.
Sabe captar el pensar de la comunidad exteriorizado
en el hablar-escuchar simultáneo de todos.
Podemos concluir,pues, que todos han actuado
como sujetos agencíales y como tales están formando
comunidad y pueden hacer la afirmación conocida,
ahora ubicada en el contexto adecuado; afirmación
que dice: lajan lajan'aytik...
Es decir, "nosotros somos iguales y el anciano, gracias
al hecho de tener corazón ya, intuye nuestro pensar
comunitario y lo anuncia".
Se ha logrado un consenso expresado por la palabra
"nosotros". Esta clase de asambleas comunitarias
nos demuestran la intersubjetividad en acto.
Es la comunidad que vive gracias a la participación
de todos y cada uno.

MANDAR OBEDECIENDO


Fijémonos en el papel del anciano o presidente.
No se trata de una
persona impositiva que decide
las cosas con "dedazo". Por ello, las decisiones
no dependen de dirigentes.
Los hay y la comunidad los respeta, pero no los
hace mandones. El dirigente auténtico se destaca
porque sabe convencer. Ha convencido a los
asambleístas porque supo captar el consenso.
De ahí nace el respeto que reconoce la capacidad
manifiesta de tener el juicio para intuir el "sentir"
de todos y cada uno de los integrantes de la comunidad.
Dicho de otro modo,los dirigentes verdaderos reciben
todo el respeto porque saben articular el pensamiento
de la comunidad y, en este sentido, obedecen ala comunidad.
Como algunos dicen, mandan obedeciendo y no mandan
mandando.
La toma de decisiones, pues, está en manos de la comunidad.
Las "autoridades" sólo las "verbalizan". De este modo se
evidencia que la decisión definitiva no depende de una
sola persona, tampoco de la mayoría,sino de todos.
Se requiere,pues,el consenso unánime.


Extracto de "Los hombres verdaderos.Voces y testimonios tojolabales. "
de Carlos Lenkersdorf.


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