miércoles, 22 de junio de 2011

GANADERÍA.

La correlación entre la falta de amor corporal en la infancia y la violencia fue mostrada por J.W.Prescott en1975, así como la correlación entre el grado de libertad sexual en las mujeres (que está asociada al
amor primario) y el grado de violencia.
Este estudio se realizó en 49 pueblos no industrializados,

obteniendo Prescott una correlación del 98 %
Una posterior revisión del estudio de Prescott mostró que se
había equivocado y que la correlación era del100 %.
Esto quiere decir que hay un cero por ciento de
posibilidades de que un ser humano libidinalmente saciado desde el nacimiento sea una persona violenta.
Esta correlación posteriormente se ha comprobado en términos neurológicos: por un lado, se ha comprobado que la formación del sistema neurológico desde las 14/16 semanas de gestación no está
genéticamente pautada y depende de la relación libidinal con el entorno; y por otro, que la adaptación de este sistema en formación, puede o bien desarrollar la capacidad para empatizar o bien la capacidad para
la indiferencia y para la crueldad, según el tipo de interacción de la criatura con su entorno.
Así es como
neurológicamente se ha probado también que un entorno de congelación libidinal desarrolla criaturas predispuestas para la violencia.
El origen de la violencia de hecho se conocía ya en el patriarcado primitivo. Los vikingos colgaban a los bebés de un árbol bajo la nieve, y los espartanos los tiraban montaña abajo, para que el acorazamiento de
los supervivientes les convirtiera en guerreros capacitados para la crueldad.
Eran formas bruscas de
congelación del sistema libidinal ahora son más sutiles, lentas e invisibles.

Casilda Rodrigáñez.

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