lunes, 11 de abril de 2011

ECOS DE SOCIEDAD.

[…] El ginecogrupo (y no la pareja heterosexual) es la primera forma de organización humana, original y universal. Esto significa que no es un tipo de organización cualquiera, sino la primera forma grupal que permite la consolidación de la especie en el tiempo […] Dicho de otra manera, no es un resto de una forma de organización entre varias posibles, sino la original, a partir de la cual se derivarán todas las variables conocidas.” Martha Moia, “El no de las niñas”
Definamos ahora la estructura social matrifocal a través de las palabras de la escritora Casilda Rodrigañez:
“Para definir el grupo, tribu, gens, etc., tenemos el concepto de matrifocal y el de ginecogrupo empleados por diversos antropólogos; matrifocal se empezó a emplear cuando se constato que el lugar de residencia de cada núcleo humano que se formaba, era el de la mujer-madre. Es decir, que la relación de apareamiento no daba lugar a un cambio de residencia de la madre, puesto que la cópula no era el punto de partida de un grupo humano; copular y engendrar hijos/as no eran actividades que supusieran la exclusión de la mujer del clan al que pertenecía, si no todo lo contrario. Puesto que una sociedad sin linajes individuales se renueva con las criaturas de las mujeres del grupo. Por lo tanto la mujer no cambiaba de residencia y seguía viviendo en el lugar donde había nacido con las demás mujeres y hombres con vínculos uterinos (hermanos uterinos o nacidos de la madre).

[…] Imaginémonos los grupos humanos formados no al lado, no en contra, no a pesar de los inconvenientes de la crianza, sino en función de ella, para protegerla y cuidarla como el bien más preciado del grupo. Ni tuya ni mía, las criaturas serían de los grupos humanos, no por ley, no por decreto establecido, sino por la cualidad de la energía libidinal. Por eso, su bienestar sería de hecho el de todos/as. Y si un grupo humano se pone a funcionar teniendo como lo primordial el bienestar inmediato y el cuidado de la pequeña criatura, recuperaría el impulso vital de búsqueda del bienestar; haría volver la sabiduría perdida, el impulso general por el cuidado de los demás que ha sido sustituido hoy por el afán de dinero y de éxito”. Casilda Rodrigañez

Es muy difícil hacernos una idea sobre como puede ser la vida en la familia matrifocal (ya que la mayor parte de nosotros/as hemos sido educados en valores contrapuestos). Sin embargo, aún quedan en la actualidad algunas culturas que mantienen esta estructura social. Aquí van algunos ejemplos:

a) Los pueblos cazadores-recolectores: “Los pigmeos del Zaire celebran las primeras menstruaciones de las chicas con una gran fiesta de gratitud y alegría. La mujer joven experimenta el orgullo y el placer, y todo el grupo demuestra su felicidad. (...) Dramper se impresionó por las relaciones distendidas y igualitarias entre hombres y mujeres San, con su suavidad y respeto mutuo, tipo de relación que perdura, mientras los San continúan siendo recolectores cazadores.

Duffy ha descubierto que todos los niños de un campamento Mbouti llaman padre a todos los hombres y madre a todas las mujeres. Los niños de los recolectores cazadores se benefician de más atención y cuidados y más tiempo de dedicación que los de las familias nucleares aisladas por la civilización. Taylor ha descrito "un contacto casi permanente" con sus madres y con otros adultos de los que se benefician los niños bosquimanos. Los bebes Kung estudiados por Ainsworth presentan una precocidad marcada del desarrollo de las primeras actitudes cognitivas y motrices. Eso se atribuye tanto a la estimulación favorecida por una libertad de movimientos sin trabas, como al nivel de calor y proximidad física entre los padres/madres y los niños.

Draper ha podido observar que la "competición en los juegos está prácticamente ausente entre los Kung, igual que Shostack observa que "los chicos y chicas Kung juegan de una manera parecida y comparten la mayor parte de las juegos". Ha descubierto también que no se prohíbe a los niños los juegos sexuales experimentales, esta situación es pareja a la libertad de los jóvenes Mbouti durante la pubertad “se libran con deleite y alegría a la actividad sexual preconyugal”. Y los Zoumi “no tienen ninguna noción de pecado”, como dice Ruth Benedict en la misma línea de ideas, “la castidad como estilo de vida está mal considerada... las relaciones agradables entre sexos no son más que un aspecto de las relaciones agradables entre humanos...La sexualidad es un hecho banal en una vida feliz”.John Zerzan “Futuro primitivo”
b) Los Mosuo (China): “Los Mosuo tienen un asombroso sistema social en el que el matrimonio y la paternidad no existen como tales [...] Se suelen agrupar tres generaciones de mujeres con sus respectivos hijos. Abuelas, madres e hijas viven bajo el mismo techo sin admitir la presencia de padres o maridos. Solamente los tíos, hermanos, hijos y sobrinos[...] no existe el concepto del matrimonio [...] el sexo se practica de forma abierta y libre, solo hay que elegir pareja para pasar la noche [...] mientras el matrimonio y la fidelidad son considerados como una herejía [...] no dan muestras de celos. Las tragedias amorosas latinas de amantes vengativos y atormentados les hacen reír. Parecen pensar que el visitante se está burlando de ellos.¿Cómo es posible que alguien acabe con una preciosa vida por algo tan banal como el sexo?, se preguntan tras escuchar una historia truculenta de amor y pasión occidental.

Hombres y mujeres están agrupados en lo que denominan partidos. Cuando un miembro joven del partido masculino y una integrante del femenino se sienten atraídos, pasan algún tiempo de relaciones, trabajando juntos [...] reuniéndose en un amplio centro de recreo donde se encuentran cada tarde para bailar y cantar juntos. Los chicos regalan presentes [...] ellas corresponden […] Una vez obtenida la aprobación de las venerables ancianas [...] el compromiso queda establecido. O sea que yo son pareja. Pero ni hablar de matrimonio. Son algo así como amigos con derecho a roce. A partir de ahora se llamaran azhu, que significa querido compañero. Pero eso no significa que vayan a vivir juntos, ni mucho menos. El continúa en su casa [...] y solo al ocaso se traslada a la de ella, donde tímidamente llama a la puerta para disfrutar juntos de la velada [...] a la mañana siguiente, el varón abandona la casa y regresa a la suya.”

 Paka Diaz, “Los Mosuo: el último matriarcado”

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